Ignacio Zuloaga y Zabaleta

(Éibar, 1870–Madrid, 1945)

Lucienne Bréval como Carmen

1908

Óleo sobre lienzo, 206 × 192 cm

Firmado, abajo a la izquierda, «I. Zuloaga»

Nueva York, The Hispanic Society of America, A290

En este poderoso lienzo, la cantante de ópera Lucienne Bréval (1869-1935), con un vestido rojo anaranjado y mantón de Manila, vuelve la mirada hacia el público; Zuloaga la pinta bailando en el acto segundo de la Carmen de Georges Bizet (1838-1875). El artista no ha escatimado esfuerzos para construir un ambiente auténticamente español a través de la minuciosa reproducción de su atuendo y detalles como la jarra de barro que hay sobre la mesa. Pero también subraya que es una representación teatral al colocar a Bréval en la delantera del escenario, donde las candilejas ponen una iluminación artificial en su traje y su cara y arrojan sombras inesperadas sobre el telón de fondo pintado.

Aunque la obra finge mostrar un momento de la representación, Bréval todavía no había cantado Carmen cuando Zuloaga la pintó. Bréval era una gran estrella de la Ópera de París y había anunciado su intención de hacer ese papel, pero aún no se había fijado la fecha. Zuloaga, que admiraba a la famosa cantante, le escribió en enero de 1908 diciendo que «sin duda sería una Carmen más Carmen que todas las de España». Con cierta astucia comercial, supo sacar provecho del interés que despertaban los temas españoles y la representación en proyecto para tener a punto el cuadro en el momento oportuno. Cuando lo expuso junto a otros dos en el Salón parisiense de 1908, los críticos se deshicieron en alabanzas. Mientras uno escribía que «hay que reconocer aquí una nueva adaptación del rico talento del señor Zuloaga» (Le Journal, 14 de abril de 1908), otro opinaba que el lienzo, «más que el retrato de mademoiselle Lucienne Bréval, es el de la novia de un bandido» (Le Mois Littéraire et Pittoresque,1908). Tras el triunfo de París, Zuloaga continuó exhibiendo la obra con gran éxito hasta llevarla a su exposición de 1909 en la Hispanic Society, donde Huntington la adquirió para la colección.

El pintor y la cantante se siguieron tratando en los años siguientes, y ella incluso le visitó en España. En 1909 le consultó sobre el vestuario para Carmen, tomando el cuadro como punto de partida. Zuloaga se comprometió a conseguirle peinetas y un mantón, y acabó diseñando sus vestidos y accesorios en cada uno de los cuatro actos. Cuando por fin Bréval cantó la ópera, primero en Mónaco en febrero y marzo de 1909, y luego en París el 17 de diciembre, cosechó críticas entusiastas en las que no faltaban alusiones a la aportación de Zuloaga. También la pintura sirvió como publicidad en París, figurando en la cubierta de Comoedia (18 de diciembre de 1909) y en el número de Navidad de Musica-Nöel (1 de diciembre de 1909). De esa manera el lienzo que era la visión imaginada por Zuloaga de la actuación de la diva vino a servir primero como modelo para sus trajes, y después como documento del suceso que había prefigurado.

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