Galerías de Cerámica

Las Galerías de Cerámica ofrecen a los visitantes una oportunidad única de contemplar siete siglos del arte de la cerámica en España y Latinoamérica, un recorrido que incluye loza dorada o de reflejos metálicos, fayenza o loza vidriada al estaño, loza bruñida y porcelana. Algunos de los más hermosos exponentes que uno pueda encontrar en todo el mundo de la célebre loza dorada de influencia islámica producida en Manises (Valencia) ocupan un lugar de honor en la primera galería. Todos los principales estilos y motivos decorativos, desde los islámicos hasta los góticos, se pueden encontrar en las decenas de albarelos (tarros de farmacia o para medicamentos), bajoplatos, cuencos, profundos bacines y jarros de loza «dorada». En la cima de su popularidad, en los siglos xiv y xv, la loza dorada española, con su lustroso vidriado de reflejos metálicos, era la más apreciada de todas las cerámicas europeas. Completa la exposición de loza dorada (o «lustre», como se la conoce en la tradición cerámica anglosajona) una amplia colección de piezas procedentes de Muel y Barcelona que abarcan desde el siglo xv al xviii. Grandes exponentes de la cerámica medieval son dos estupendos platos (hacia 1500) provenientes de Sevilla decorados con imágenes de una arpía y un dragón con la técnica de cuerda seca –y con el característico esmalte verde, azul, ocre y blanco–, así como una gran orza del siglo xv procedente de Teruel, en Aragón, decorada con emblemas heráldicos y diseños foliados con el típico vidriado verde, negro y blanco. Sevilla también fue uno de los primeros y más importantes centros de producción de azulejos arquitectónicos durante la Baja Edad Media y el Renacimiento. El visitante podrá contemplar decenas de ejemplos representativos, incluyendo azulejos del siglo xv con motivos figurativos y entrelazos de influencia islámica realizados en cuerda seca y con vidriado mate, junto con azulejos de cuenca del siglo xvi con vidriado policromado y dorado. Acompañando a la cerámica, en la primera galería, encontramos excepcionales ejemplares de la vidriería esmaltada de inspiración veneciana producida en Barcelona en los siglos xvi y xvii, así como vidrio del siglo xviii de la Real Fábrica de Vidrio de La Granja.

La segunda galería comienza con azulejos planos –o pisanos– de los siglos xvi y xvii decorados con pintura policromada, una técnica italiana introducida en Sevilla a comienzos del siglo xvi por Francisco Nicoluso Pisano, e incluye un panel de azulejos con la imagen de Santo Domingo realizado en torno a 1622 en el taller de Fernando de Valladares. El siguiente hito de la exposición lo constituye una amplia colección de la célebre loza vidriada al estaño de Talavera de la Reina y Puente del Arzobispo (Toledo). Encontramos expuestos platos, orzas de farmacia, jarros y cuencos con vidriados polícromos y en color blanco y azul cobalto producidos desde el siglo xvi hasta el xviii. Entre las piezas más destacadas se incluyen una gran orza de boticario con decoración de entrelazos producida a finales del siglo xvi para el Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial; platos de principios del xvii decorados en azul, naranja y manganeso sobre fondo blanco, uno de ellos con la figura de un soldado de los Tercios de Flandes y otro con una escena de Jonás y la ballena; y un gran cuenco con pintura policromada que muestra una insólita estampa de un encierro de toros para la lidia, un obsequio de Joaquín Sorolla. La Hispanic Society también posee una importante colección de fayenza con vidriado azul y blanco y policromado producida en la Real Fábrica de Cerámica de Alcora (Castellón), la cual cobró fama en el siglo xviii por sus piezas minuciosamente pintadas y decoradas. En esta galería se exponen multitud de soberbios ejemplares de Alcora en un amplio abanico de formas y estilos decorativos, tales como placas, esculturas, bajoplatos, bandejas, cuencos, jarros y mancerinas (trembleuses) para beber chocolate. En el siglo xviii, Carlos iii creó las reales fábricas de porcelana de Capodimonte (Nápoles) y El Buen Retiro (Madrid). Se pueden contemplar cajas de rapé en forma de concha primorosamente pintadas en porcelana de pasta blanda procedentes de Capodimonte, acompañadas por platos con decoración inspirada en la porcelana de exportación china, e impresionantes jarrones y candelabros de estilo neoclásico procedentes de la fábrica del Buen Retiro. Cerrando la exposición de cerámica de la Península Ibérica, descubrimos dos paneles de azulejos catalanes pintados: uno que ilustra las artes y los oficios típicos del siglo xviii; y el otro, una interpretación humorística de la misma tradición datada en 1903 y realizada por el célebre artista barcelonés Ramón Casas, que él mismo titulara Los adelantos del siglo xix (Els adelantos del sigle xix), una colección de 25 azulejos que ofrecía a los suscriptores de su revista de arte Pel & Ploma.

La segunda galería también alberga excepcionales ejemplos de cerámica latinoamericana, tales como la primera loza vidriada al estaño que comenzó a distribuirse a lo largo y ancho de las Américas. Producida a finales del siglo xv y principios del xvi, desde la década de 1970 se la conoce como San Juan Polícromo, por los fragmentos arqueológicos descubiertos en lo que fuera el barrio indígena de San Juan Moyotla, en la Ciudad de México colonial. La Hispanic Society es uno de los pocos museos del continente americano en el que se pueden encontrar ejemplos de la cerámica bruñida decorada en negro, rojo y a la barbotina conocida como búcaros de Indias. Producida en los siglos xvii y principios del xviii en Tonalá (Guadalajara, México) y Santiago (Chile), esta hermosa alfarería era apreciada por las propiedades aromáticas de su arcilla y figuraba entre las más cotizadas en las colecciones de la nobleza europea de la época. En el siglo xvii, el consumo de pequeños fragmentos de búcaros se hizo muy popular entre las mujeres de la aristocracia española, y es posible que esa costumbre contribuyera a la prematura muerte de María Luisa de Orleans, Reina Consorte del Rey Carlos II de España. Especial mención merecen las excepcionales esculturas de arcilla negra sin esmaltar de un pez y un pavo, acompañadas de sendas tazas con asas con decoración escultórica a juego en su interior.

Completa la exposición de cerámica latinoamericana la loza de Puebla de los Ángeles (México). En los siglos xvii y xviii, la Talavera poblana, vidriada en su mayoría en blanco y azul cobalto, sucumbió al influjo de la porcelana china, tanto en su forma como en su decoración. La obra maestra de la colección es una gran orza o jarrón con asas de mediados del siglo xvii exquisitamente decorado con figuras tanto chinas como europeas, carros triunfales y una escena de tauromaquia, firmada con las letras «he», por lo que se atribuye a Damián Hernández. De comienzos del siglo xx datan los raros ejemplos de la obra de Enrique Luis Ventosa, realizados en nuevos estilos decorativos: Art Nouveau o Modernismo, Chino y Mixteco, este último inspirado en el Códice Zouche-Nuttal. Puebla también era justamente célebre por la producción de azulejos arquitectónicos, testimonio de lo cual es el gran panel de azulejos de la Virgen de la Inmaculada Concepción, de finales del siglo xviii, que cierra la exposición.


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