El espectacular Mapa del Río Ucayali representa una de las regiones más remotas de la Amazonía peruana. Elaborado por misioneros franciscanos con la ayuda de artistas indígenas, el mapa grafica la fauna del Ucayali (manatíes, osos, pecaríes, jaguares, llamas, monos, tortugas y loros) y los pueblos indígenas en escenas de caza y pesca con sus inherentes peligros. La leyenda en la parte inferior identifica las misiones franciscanas establecidas hasta 1807, los tributarios del Ucayali y las áreas habitadas por los pueblos indígenas: Anti (Asháninka), Cashibo, Chontaquiro, Conibo, Ipitineri, Panobo, Shetibo, and Shipibo.
A comienzos del siglo dieciséis, exploradores y misioneros habían entrado en el Amazonas y sus tributarios. Llegaron con varios propósitos: convertir a los pueblos indígenas al cristianismo, extender el alcance de la monarquía española y hacerse ricos. Tanto la ferocidad de las tribus que allí vivían como la lejanía del río Ucayali dificultaron tales incursiones. El conquistador y explorador Juan Salinas de Loyola, el primero en llegar al río (1557), dejó una relación escrita sobre las tribus que conoció en sus viajes. Casi un siglo más tarde, jesuitas y franciscanos llegaron de varios puntos, cada grupo ansioso por establecer una presencia, pero la hostilidad de los nativos los obligó a retirarse, con los jesuitas yéndose en 1659 y los franciscanos en 1668. Ambas órdenes intentaron volver a fines del siglo diecisiete y comienzos del dieciocho, con variado éxito. Luego de que la expulsión de la Compañía de Jesús de todos los territorios de la monarquía española (1767) pusiera fin definitivo a todas sus actividades, los franciscanos por su parte persistieron, haciendo un último sostenido esfuerzo comenzando en 1790. El mapa de la Hispanic Society corresponde a esta etapa tardía de la presencia franciscana en la región.
Los investigadores hoy en día reconocen los logros de los jesuitas tanto en el mapeo de las zonas que visitaron como en el registro de información sobre culturas con las que tuvieron contacto. Sin embargo, no debemos pasar por alto a los franciscanos a este respecto. El explorador alemán Eduard Friedrich Poeppig, quien viajó por la zona poco tiempo después de la elaboración de este mapa (1827-1832), describió las dos órdenes en términos generales: “Los franciscanos, probablemente menos favorecidos por las circunstancias del tiempo, iniciaron su obra casi un siglo más tarde que aquellos [los jesuitas], pero los resultados de su trabajo, aunque se hallan en ruinas, no fueron menores, y aun hoy nos llenan de admiración”. De hecho, ambas órdenes han dejado un registro invalorable de las sociedades indígenas que conocieron, y el mapa de la Hispanic Society ofrece un importante registro visual e histórico a este respecto.